Arquetipos. ¿Qué son y cómo funcionan?

El término arquetipo fue utilizado por Platón inicialmente, dándole uso para definir aquello que viene a ser un patrón sustancial, esencial o primordial de donde se derivan otras ideas o conceptos.

Para Platón los arquetipos formaban parte del mundo de las ideas, fijos, inmutables y eternos porque contienen la esencia de la existencia. Para Platón y en un sentido filosófico, los arquetipos o la idea que se tenía de ellos era un ideal al que el ser humano debía llegar.

Con el tiempo otros pensadores utilizaron el término, pero no fue hasta que Carl Jung (psiquiatra suizo), lo incorporó a su amplia y reconocida teoría como parte del trabajo psicoanalítico que desarrolló a lo largo de su vida, que hoy tenemos un entendimiento más amplio de estas imágenes universales.

Para Jung los Arquetipos son la memoria de la humanidad, ubicados en lo que él definió como el inconsciente colectivo, además de ser nuestra parte instintiva, junto con las experiencias vividas en el pasado, determinan los patrones conductuales en el comportamiento humano.

Para Jung, los arquetipos configuran nuestras vivencias básicas que se manifiestan simbólicamente a través de sueños, cuentos, leyendas o distintos trabajos que nos permiten tener acceso al inconsciente. Cada arquetipo representa un mito que experimentamos a través de nuestra experiencia de vida.

Jung consideraba que los arquetipos tienen un carácter psicoide porque su esencia es instintiva, arcaica y primitiva y no tiene acceso a la consciencia, es decir que están fuera o más allá de lo psíquico. En otras palabras, lo que podemos saber de un arquetipo son solo aquellos aspectos o características que podemos conceptualizar a través de la consciencia.

El Arquetipo representa el verdadero elemento del espíritu, un espíritu que no es idéntico
al intelecto del hombre, si no que más bien constituye su spiritus rector.

Carl Jung.

Arquetipos: energías psíquicas.

Para comprender este tema, lo primero es tener una visión abierta y observar a los arquetipos como ENERGÍAS psíquicas neutrales que pueden inclinarse a su parte más luminosa o sombría, dependiendo de las
decisiones que vamos tomando y de nuestras motivaciones más profundas.

Cuando experimentamos la energía de cada arquetipo podemos diferenciar por ejemplo: la energía del arquetipo del padre, de la energía del arquetipo del artista. Ambos tienen cualidades o características muy distintas pero ambos pueden pertenecer a la psique de una sola persona.

Todos estamos formados por energías arquetípicas que estructuran nuestra personalidad desde nuestro nacimiento es decir, llegamos a este mundo programados con una serie de arquetipos específicos que nos ayudan a desarrollar nuestro plan divino a lo largo de nuestra vida.

Los arquetipos organizan nuestras experiencias internas y externas, dándonos un marco de referencia para entender y reaccionar en el mundo. Del mismo modo, son el puente entre el inconsciente personal y el colectivo, conectándonos a cada uno con patrones y experiencias universales.

Clasificación arquetipal.

Para comprender el mundo de los arquetipos, sus funciones y dimensiones, los podemos
percibir de la siguiente manera:

  • Arquetipos de la estructura psíquica: son aquellos arquetipos que forman parte del aparato psíquico. Esta estructura fue planteada por Carl Jung para tener una idea, aunque subjetiva, de aquellas partes de la psique individual. Aquí vemos los arquetipos de la máscara, el ánimus, el ánima, la sombra y el sí mismo.
  • Arquetipos de adaptación social o de la personalidad: estos corresponden a los roles que encarnamos en el mundo físico. Dentro del aparato psíquico serían la máscara o personaje, que nos ayuda a adaptarnos o a tener un lugar dentro de la sociedad. Entre ellos, el arquetipo del maestro, del padre, el artista, el místico, el rey, la reina, la madre, el embaucador, la princesa y muchos más.
  • Arquetipos universales: aunque todos los arquetipos son universales, en esta categoría están los arquetipos de gran magnitud que no pueden ser definidos fácilmente como el arquetipo de Dios o el arquetipo de la Gran Madre.
  • Arquetipos culturales: son energías asociadas al «espíritu de la época» y que cambia con el transcurso del tiempo. Actualmente estamos viviendo mitos culturales como el Despertar de Consciencia, donde colectivamente emergen energías místicas y se activa el arquetipo del buscador. También vemos los nuevos mitos tecnológicos abriendo puertas a nuevas posibilidades, donde aparentemente podemos reescribir la historia, pero que simbólicamente podría ser la repetición de otras épocas.
  • Historias arquetípicas: son las historias, mitos, cuentos o leyendas que se han mantenido a lo largo de los años, pero con todas las imágenes y símbolos en su conjunto. Es como cuando tenemos un sueño y sabemos que todas las partes, personajes o elementos del sueño son parte de una sola psique (la nuestra). Un ejemplo de historias arquetípicas es el reconocido «Viaje del Héroe, donde el héroe es el personaje principal, pero todos los elementos dentro de la historia forman la historia arquetípica y se trabaja en conjunto.

Arquetipos como herramienta de autoconocimiento.

Los arquetipos son una herramienta de autoconocimiento muy poderosa, ya que al ser la estructura de nuestra personalidad, si deseamos cambiar algo en nosotros, trabajar con los arquetipos es ir a la raíz de lo que somos. Los arquetipos nos dan la oportunidad de desarrollar aspectos de nosotros mismos, que de no conocerlos quedarían solo en un sentido latente o potencial no desarrollado.

Los arquetipos también forman nuestros complejos (Teoría de los complejos-Carl Jung), donde ellos (los arquetipos) aportan la parte instintiva y adicional se completan con una carga emocional.

Cuando trabajamos con los arquetipos también trabajamos nuestros patrones inconscientes que surgen de nuestros complejos, con ello podemos transformar las diferentes dinámicas inconscientes que se han convertido en un obstáculo al momento de desarrollar otras partes de nosotros.

Por ejemplo: si tenemos activo el complejo del niño abandonado, donde el niño es el arquetipo y la herida de abandono es la carga emocional y aún no hemos hecho trabajo de consciencia, es muy probable que los patrones inconscientes que nacen de este complejo dirijan nuestra vida.

Una vez conscientes de nuestro mundo inconsciente podemos tomar el control de nuestras vidas, y a pesar de que los arquetipos son energías neutrales nos abren la posibilidad de expresar todo nuestro potencial. En el caso del ejemplo, podemos llevar a nuestro niño interior (arquetipo del niño) a su lado más luminoso haciéndonos cargo y trabajando en nuestra herida de abandono.

Nuestras voces internas son nuestros propios arquetipos buscando una resolución a nuestros conflictos internos, que de no ser resueltos terminamos atrapados en nuestra propia neurosis.

Cada arquetipo en nosotros tiene un sistema de creencias y su propia manera de jugar o relacionarse con el ego. Literalmente son personas completas dentro de nosotros.

Arquetipos como herramienta de autoconocimiento.

Los arquetipo están en todas partes, lo que da una sensación de certeza de que todo esta íntimamente conectado. Los vemos en el Tarot, cuando observamos a los Arcanos Mayores representando el viaje del héroe en su proceso de individuación. Cada Arcano es una parte vital del proceso y lo encontramos muy bien detallado en el libro: Jung y el Tarot de Sally Nicols.

En la Astrología vemos a los arquetipos planetarios, donde cada planeta y signo tiene su propia historia mitológica y patrones psicológicos que compartimos colectivamente. Si usamos la astrología como herramienta de autoconocimiento, podemos integrar cada uno de estas energías en la totalidad de nuestra psique. No olvidemos que afuera solo es una proyección de lo que llevamos dentro.

No solo se trata de traer a la consciencia nuestros arquetipos o energías arquetípicas, si no de ser conscientes que tenemos la posibilidad de ELEGIR hacia donde vamos a dirigir su energía. Los arquetipos son la vía que facilita la integración de nuestra sombra y además, como si fueran un mapa, en ellos podemos encontrar señales de nuestro propósito de vida o propósito del alma.

¿Ya conocías el mundo de los arquetipos?

¿Conoces algunos de tus arquetipos personales o los arquetipos de supervvencia.

-Cheryl.

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